Trabajaba
como regidor de eventos en una productora que tenía como cliente a una gran
multinacional española de sector de las telecomunicaciones, esta empresa estaba
preparando su cambio de logotipo para a hacerse global, y otras cuestiones
organizativas importantes, y organizó un encuentro con los directores de las
filiales en Latam (como ellos la llaman) es decir America Latina, y los de
Europa, EEUU y Marruecos, donde tenían una fuerte implantación.
La
convención se celebraba en un palacio que tiene la O.N .C.E. en Madrid por la zona
del Paseo de la Habana ,
el Palacio de los duques de Pastrana, aunque el auditorio no estaba muy bien
equipado, era suficiente y el resto de las instalaciones hacían que el lugar
fuera perfecto para esta ocasión, de hecho tenia un magnifico comedor,
idóneo para dar de comer a todos los
asistentes y suficientemente lujoso para resultar impresionante, con unas grandes
puertas a lo largo de todo el lateral
que daban al jardín y que estaban decoradas por unas pomposas cortinas de
pesado terciopelo rojo.
Estuvimos
trabajando allí desde 3 días antes de que se celebrase el evento, dejándolo
todo a punto. El escenario, las luces, los grandes proyectores de video para
las presentaciones, en fin como siempre, con algunos problemas incomprensibles
para nosotros pero, todo bien. El día antes del evento a media mañana llego el
director de la compañía que venia de viaje de no se donde, bueno de Finlandia
venía, el caso es que empezó a recorrer las instalaciones con su séquito (que
era bastante numeroso) y alguno de nosotros, yo no se porque estuve en alguna
parte de ese paseo, desde que entro por la puerta, no nos presentaron desde
luego, no dijo ni una sola palabra , todo el mundo a su alrededor le daba las
explicaciones que creía necesarias, de cómo se iba a desarrollar el evento, de
la intervención de los directores de las áreas y países… de repente entramos en
el comedor, el tío miró las preciosas cortinas y sin cambiar el gesto ni decir
una sola palabra miro a uno de sus asistentes, este inmediatamente empezó a
disculparse diciendo que inmediatamente lo iban a solucionar, resulta que el
rojo era el color corporativo de la competencia, el suyo era el azul…se armo un
gran revuelo y tuvimos que conseguir unas cortinas azules y cambiarlas.
Al
día siguiente era la convención era el 12 de febrero de 2005, recuerdo la fecha
porque por la mañana pronto cuando iba para allá pase por delante del Edificio
Windsor, y vi que se había quemado, no le di mayor importancia, tanto me absorbía
este trabajo que para mi una mera anécdota. Al llegar al auditorio nos dijeron
que el presidente de la compañía (no el director) iba a hacer una intervención
y que iba a pasar un power point a pantalla completa, les dijimos que vale que
no había problema que le daríamos un pulsador para que fuera pasando las
diapositivas del documento, nos miraron como si hubiéramos dicho la mayor herejía,
el presidente de esa compañía no apretaba ningún botón ¿Qué nos habíamos creído?
Les
ofrecimos otras alternativas pero ninguna les convenció, al final la cosa quedo
así, el presidente estaba en el escenario dando su discurso, sentado en primera
fila había una persona que sabía el discurso y cuando cambiar las diapositivas
con un intercomunicador, en la cabina de control había otra persona con otro
intercomunicador que recibía las ordenes del que estaba sentado y entonces
tocaba en el hombro al encargado del escenario para apretara la tecla “enter” y
cambiara la diapositiva.
Bueno
pues eso el camino para ser director o presidente de grandes compañías pasa por
no hablar y no apretar botones.
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