domingo, 19 de abril de 2020

Primera vez en México 1990

No sé porqué fuimos de vacaciones a México aquel año, no lo se pero el caso es que allí estábamos Ana y yo en un avión con destino a Nueva York donde haríamos escala y luego a México DF, en Nueva York empezamos con las tonterías todos los pasajeros descendieron del avión menos unos cuantos a los que nos dijeron que esperáramos, al final entro en la cabina una mujer policía negra y gorda como de las películas (bueno ya sabéis que todo en EEUU es como en las películas) y nos escoltó hasta una habitación de la que nos dijo que no podíamos salir…sin dar la mas mínima explicación, la escala era de pocas horas así que esperamos, pasado el tiempo nos recogieron y volvimos a subir al avión que emprendió rumbo a México DF donde llegamos de noche.

No se si teníamos el hotel concertado desde España o lo encontramos allí, el caso es que nos alojamos en un establecimiento muy cercano al Zócalo en el casco histórico un sitio que debió ser  un gran hotel en tiempos, con amplios pasillos y escaleras decoradas con arañas en el centro. Dormimos e intentamos superar el Jet Lag, creo recordar que como al segundo día bajamos a desayunar, fue la primera vez que tome picante en el desayuno, una comida muy completa con bollos suizos, café jugo y unos huevos rancheros con bien de chile serrano, tomar un sorbo de café con leche caliente con la boca ardiendo por el chile serrano es una experiencia que recuerdo todavía.

Los días en El DF pasaron entre numerosas visitas a los monumentos y lugares de interés (no llegamos a Chapultepec) visitamos El maravilloso Museo Arqueológico donde la fuente de la entrada con frases de Popol Vu te recibe indicando la veneración que a mi juicio precisa el lugar , la casa Trotsky historia viva en la que los españoles (¿o solo los catalanes?) tenemos nuestra participación, la casa Azul donde Frida Kahlo vivió y sufrió, Xochimilco esos magníficos y laberínticos jardines flotantes, Teotihuacan como anticipo para nosotros de la cultura precolombina… disfrutamos mucho de todo esto.

Empezamos nuestro viaje por el sur del país yendo hasta Veracruz, la ciudad mas caribeña de todo México con sus músicos callejeros tocando marimbas, su numerosa población mulata y su calor húmedo, el hotel en el que nos hospedamos era como u antiguo convento con las habitaciones que daban a un amplísimo corredor asomado a un patio con palmeras, no conozco Cuba, pero me la imagino así.

Para llegar hasta Mérida que era nuestro siguiente destino no fuimos por la costa del Golfo de México, sino que fuimos a algún sitio del interior, del paso por allí solo recuerdo que alguien nos dijo que era una zona de brujos y chamanes, cosa que en aquel momento no nos importo y que dormimos en un hotel pequeñito con una piscina rodeada de palmeras que  era una maravilla. Y por fin llegamos a Mérida aquí nos hospedamos en una pensión del centro con “abanico de techo” es decir ventilador y desde la ciudad hicimos alguna excursión a los cenotes que son enormes dolinas totalmente cubiertas de agua en mitad de la selva.
Desde aquí fuimos a Cancún (no era ni la décima parte de lo que es ahora) donde llegamos anocheciendo, nuestra idea era ir a Isla Mujeres una isla que esta frente a Cancún a unas 5 millas náuticas, nos dijeron que el ultimo barco ya había zarpado, pero que podíamos coger (bueno dijeron agarrar) un taxi que nos llevaría, ni cortos ni perezosos nos fuimos al muelle y hablamos con un tipo que tenia una barca y dijo que si que nos llevaría por tanto dinero, nos pareció bien y ya de noche nos subimos a la lancha y nos hicimos a la mar, joder al poco tiempo de estar en el bote empecé a pensar que si el tío no era trigo limpio nos podía tirar por la borda quedarse con nuestros equipajes y ya esta…pase miedo, pero no el tío era un taxista normal y corriente, cuando llegamos a la isla desembarcamos y ya. Apenas había turismo es Isla Mujeres y menos por la noche, los turistas que venían desde Cancún se marchaban por la tarde, buscamos donde dormir y a la mañana siguiente nos fuimos a hacer lo que hacia todo el mundo nadar con tiburones, era una especie de redil en el agua donde había varios tiburones gato, desde luego no nos metimos, los chavalitos mexicanos que estaban en el agua agarraban a los tiburones por el “cuello” e les sacaban la cabeza fuera del agua, claro estos se mosqueaban y se zafaban bruscamente del abrazo infantil. Luego fuimos a bañarnos a una playa en la que decían que se podían ver muchos peces, casualmente llevábamos una cámara subacuatica, si una Minolta amarilla pequeña (película de 110) y claro era nuestra ocasión, el agua estaba turbia y apenas se distinguía nada pero si pudimos ver unas tortugas, las llaman caguamas, y una barracuda si un pez depredador (y carnívoro) peligrosísimo…pero que no nos atacó.

Desde Mérida agarramos el autobús hasta Palenque, allí estuvimos en un hotel donde coincidimos con una pareja de homosexuales españoles, que casualmente habíamos estado juntos confinados en el aeropuerto de Nueva York y a los cuatro nos gustaba mucho el tequila (menudas crudas), y nos fuimos al área Arqueológica de Palenque, impresionante las pirámides escalonadas en mitad de la selva y detrás de las pirámides nada….solo selva, subir a las pirámides era agotador con unos escalones altísimos y muchos, como decía ese humorista no me extraña que al llegar arriba les sacaran el corazón, lo llevaban en la boca, y los puestos de artesanía de los indios Lacandones, como decían por allí los Hippies de los indios, con el pelo largo y unas túnicas de color blanco crudo de lino o algo así, en uno de los puestos compre un arco con un haz de 5 flechas, varias de ellas con punta de piedra tallada, que todavía tengo, evidentemente no servían como arco pero como artesanía para alguien de Lavapies como nosotros eran impresionantes.

Y luego hicimos uno de los viajes mas asombrosos que he hecho nunca, atravesamos en autobús la selva Lacandona hasta llegar a San Cristóbal de las Casas, durante el trayecto a cada momento se veía un indio Tzotzil, o de otra tribu apostado en el limite de la selva esperando el autobús, este paraba y el indio se subía, cada uno iba vestido con el traje de su tribu, como si un cromo de “Familias del mundo” se tratara, eso era el México indígena, que tantas discusiones creaba en el seno de los partidos progresistas Mexicanos (básicamente el PRD) pues algunos se quejaban de que estaban apoyando por indígenas a sociedades que no tenían ni un ápice de democracia.

En San Cristóbal de las Casas estuvimos poco tiempo, el justo para ver algunos museos como la Casa del Jaguar, y otros, visitar el Zócalo, es posible que la Catedral y como no San Juan Chamula, donde nos quedamos impresionados por el sincretismo de la religión cristiana con la indígena. Unos años mas tarde en el 94 yo pase una temporada mas larga en San Cristóbal, una temporada que tiene entidad suficiente para tener una entrada propia mas adelante.

De allí fuimos por Oaxaca, donde vimos algunas otras zonas arqueológicas que nos impresionaron menos por el entorno en el que estaban, un páramo normalito, pero que luego se has revelado como zonas mucho mas productivas en cuanto a restos, que las otras mas espectaculares. Y fuimos hasta Puerto Ángel, ¿porqué? No tengo ni idea (me dice Ana con la que acabo de hablar que teníamos la guía del Trotamundos) es probable que intentáramos acercarnos a Zipolite, una playa famosa en los ambientes alternativos por su nudismo y la cantidad de mota que había por allí.

El caso es que fuimos a parar a esta bahía absolutamente espectacular, una bahía pequeña que en la playa tenia dos o tres restaurantes y en las laderas de las montañas que la circundaban estaba el pueblo, en una pensión en la ladera nos instalamos, desde allí tumbados en la hamaca podíamos ver toda la bahía, chiquita y bien cerrada (luego, la playa que se ve en la película “La Playa” me la ha recordado siempre) todas las tardes llovía con un gran aparato de rayos y truenos, la familia que regentaba el restaurante de la playa tenia allí varada una barca de fibra de vidrio donde recogían el agua de la tormenta para usarla en sus menesteres. Como digo me imagino que como todo, Puerto Ángel se habrá turistizado pero aquel año de 1990 era un lugar muy parecido al paraíso.

A la vuelta ya hacia el DF pasamos por Puerto Escondido un lugar muy turístico que no nos agrado mucho, recuerdo que al final fue allí donde probamos el coctel de marisco a la mexicana que allí eran una especie de ostras (ostiones los llaman) mas parecidas a las de Re que a las que consumimos en España de plato, bueno eso las ostras con Ketchup, si como suena con Ketchup, y no es que la receta original lleva salsa de tomate, no la receta original lleva Ketchup ¿?.

Llegamos al DF y antes de volver para España hicimos una excursión a Cuernavaca, yendo para allá nos contaron que la ciudad Azteca se llamaba Cuanahuac pero que a los españoles invasores les daba pereza decirlo y como les sonaba a Cuernavaca con este nombre se quedó, allí visitamos la casa de Hernán Cortes que luego fue el Palacio de Malinche, y andando por allí algún mexicano nacionalista nos dijo que nuestros antepasados habían estado allí robando y asesinando todo lo que encontraban, alguien también me dio la respuesta correcta, solo había que decir, no, fueron tus antepasados los que hicieron eso, los míos se quedaron en España.


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