Diciembre
de 1993
Estoy
con Imanol en la ciudad de Belem, en la desembocadura del amazonas, a
160 Km. de la línea del ecuador, y acaba de pasar la tormenta de
todas las tardes, aquí todos los días a eso de las tres o las tres
y media cae una tormenta, hasta tal punto es así que la gente no
queda a una hora, queda después de la tormenta. Para llegar hasta
aquí desde Recife hemos hecho un viaje en autobús de 32 horas….si,
si como suena 32 horas, menos mal que los autobuses aquí en Brasil
están bastante bien y en las estaciones de autobús hay duchas y
todo lo necesario, todo muy limpio y agradable. A lo largo del camino
pasamos por un puesto de policía que comprobaba si tenias el
certificado de la vacuna contra la fiebre amarilla y no se cuantas
enfermedades tropicales más y si no lo tenias te vacunaban allí
mismo, yo por suerte logre escabullirme y que no me pincharan, pues
sinceramente tenia mas miedo a que me pegaran algo que al Dengue.
En la proa del barco cruzando el rio |
Fuimos
al mercado del Vero Peso a ver las pescaderías completamente
abarrotadas de peces del río, era impresionante, no conocía ni un
solo pescado, bueno si las pirañas que al verlas te las imaginas
dándote un bocao y solo de imaginarlo te duele, también había una
especie de túnido que es un delfín de río, “sururu” que son
mejillones del río y un pez que me llamo poderosamente la atención
el pirarucú (o piracurú nunca me acuerdo) un pez con un aspecto
completamente prehistórico, como el esturión pero mas y con unas
escamas durísimas que al sacárselas al pescao sirven para limarte
las uñas…de verdad, me traje varias de ellas.
Después
estuvimos tomando cerveza en unos bares que hay a la orilla del río,
un montón de bares que en realidad son terrazas construidas sobre
estacas, como palafitos de tal manera que estas directamente encima
del agua, son terrazas amplias en las que la gente bebe, baila y hay
buen ambiente en general vimos una estupenda puesta de sol sobre el
Amazonas.
Al
día siguiente nos levantamos a las 5,30 de la mañana para coger un
barco que nos llevaría a Soure una pequeña ciudad que esta en la
isla de Marajo, en la desembocadura del río. Después de 4 horas de
travesía cruzando uno de los brazos del Amazonas (hubo un memento en
que no se divisaban los márgenes) llegamos a Camara, un pueblito de
la isla donde cogimos un autobús hasta Sure, durante el camino me
asombraba muchísimo que veíamos casa con aspecto de chozas de techo
de paja y eso, con una especie de porche y en casi todas ellas había
un billar americano….si allí en mitad de la nada había un montón
de billares, en aquellos años en Madrid estaban muy de moda y casi
todos los bares tenían uno….y allí en los márgenes de la selva
amazónica también ¿?
El billete del barco a Sure |
Cuando
llegamos a Sure me pareció un sitio encantador una población en la
que casi todas eras construcciones de una planta con un pequeño
jardín al frente bordeado por una valla de madera (para evitar que
las cabras y búfalos que andaban por la calle se colaran) y pintadas
de colores chillones las calles principales eran muy anchas muchas
sin asfaltar y con unos inmensos árboles de mango de 15 metros o más
de altura cargados de fruta y con muchísimos mangos estampados en el
suelo que habían madurado y habían caído desde esa
altura…..resultaba inquietante pensar que uno de esos te podía dar
en la cabeza.
Luego
fuimos al hotel Marajó un hotel con una pequeña piscina, aire
acondicionado y las habitaciones estilo bungalow….también había
una discoteca que nos dio algunos problemas de ruido as noches
siguientes, nos instalamos nos bañamos y después salimos a dar una
vuelta por el pueblo, realmente delicioso, idílico….
A
la mañana siguiente cogimos un autobús para ir a la playa de
Peixador que estaba a unos 12 Km. del pueblo, al llegar allí
disfrutamos mucho era una playa con sus chiringuitos par a beber
cerveza, su arena fina y olas muy pequeñitas, una playa normal,
bueno había una cosa que la diferenciaba de las demás, el agua de
la playa no era salada, era dulce, si era una playa del río
Amazonas. Después de tomar algo dimos un largo paseo hasta el final
de la playa donde comenzaba la selva y llegamos a unos igarapés, una
especie de canales entre los manglares con barcos varados (eran como
el Reina de África), luego volvimos dando una pequeña vuelta y
encontramos el poblado de Santa Luzia, un pueblo sobre palafitos y
como no uno de aquellos bares con billar y cerveza fría….nos
pasamos jugando y bebiendo un buen rato y muy muy divertido yo no
paraba de gritar Alo…Alo…conexión con la playa de Negrín…aquella
canción de Radio Futura.
Una pluma recogida en un Igarape, pegada en el cuaderno diario |
De
vuelta a Belem nos instalamos en otro hotel diferente de los días
anteriores, bien, salimos a cenar unos bocadillos de Leitâo que son
como los bocadillos de pata canarios, recordé mis estupendos fin de
año en Canarias. Al día siguiente paseamos por Belem y fuimos a dos
sitios un parque llamado ”El Bosque” que es como El Retiro
madrileño pero mas pequeñito y con animales tropicales sueltos por
allí, papagayos monos y sobre todo tucanes que cada día me fascinan
mas, el otro sitio al que fuimos fue el Museo Emilio Goeldi que es un
parque botánico y pequeño zoo solo con especies amazónicas, allí
pude ver una vez más a los tucanes completamente alborotados y
gritando….había una persona hablando con ellos y esto les excitaba
muchísimo, había también una tortuga gigantesca con enorme
caparazón abombado que desde luego andaba muy lentamente, después
de ver a todos los pájaros tropicales que allí con sus estruendosos
colores y sus insólitas combinaciones me quedo claro que el arte
imita a la naturaleza. Uno de los animales más que logre ver en este
museo fueron a los cocodrilos, y no caimanes como suele haber en la
mayoría de los zoos sino cocodrilos (jacares) animales de mas de
tres metros de largo absolutamente impresionante, estábamos junto a
un estanque lleno de nenúfares y plantas acuáticas e Imanol me
decía míralo ahí esta, pero yo no lograba verlo….mira me volvía
a decir el..ahí…pero yo no lo distinguía, cuando de repente lo vi
un enorme animal absolutamente mimetizado e inmóvil del que solo
sobresalía del agua parte del lomo lo ojos y no se si algo mas, fue
una visión turbadora….tuve la sensación deque estaba a su merced,
si hubiera querido atacarme lo habría hecho sin que me enterara
hasta que estuviera en sus fauces…..
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