Era
hacia Abril del 95 y era el director de una ONG que se dedicaba entre otros
proyectos a la recolección y envío de ayuda de emergencia a zonas en conflicto,
básicamente alimentos, en esta ocasión nos había contactado la Asociación de Celiacos
de España que había recolectado alimentos para personas con esta enfermedad
pues como ellos decían si en una guerra la comida escasea, la comida sin gluten
era casi imposible de conseguir.
Después
de muchas asambleas y reuniones, esta asociación era básicamente asamblearia y
no se paraban las reuniones hasta que no se aprobaba lo que quería el
presidente Javier y su novia Inés, se decidió
el grupo que iba a acompañar la carga hasta Zenica una ciudad Bosnia cercana a
Sarajevo, y yo me encontraba entre ellos.
Hicimos
una especie de jornada de información y entrenamiento en una casa en la sierra
madrileña, en Zarzalejo, allí todo el grupo formado por 5 personas en el que
algunos nos conocíamos y otros no convivimos e hicimos alguna suerte de terapia
en la que expresamos nuestros mayores miedos….no había que olvidar que íbamos a
una zona de guerra, no se me puede olvidar que el mayor miedo del que iba a
poner y conducir la furgoneta era que esta se estropeara y nos dejara
tirados…..el mío era que no pudiera soportar la presión y que me peleara con algún
militar o policía…nunca he llevado bien la autoridad.
Un
par de días antes de salir de viaje fuimos a la fabrica de Ausonia en Toledo,
el comité de empresa había donado casi un trailer entero de compresas…como la
comida que llevábamos era de apenas 2 palés pudimos llenar el camión con estos
productos.
La furgoneta en la que ibamos a ir y que se estropeo |
Pasamos
la noche en Split en la sede de una ONG hermana a la nuestra y a la mañana
siguiente continuamos el viaje por la costa Dalmata, pasando por Makarska, una
hermosa ciudad de vacaciones ya completamente normalizada, pues Croacia había
salido de la guerra hacia algún tiempo y en estos momentos el conflicto era
solo entre Serbios y Bosnios, llegamos hasta Ploce y desde allí subimos hacia
Mostar pasamos cerca del santuario de Mendjugore donde dicen que la virgen al
que estaba dedicado era muy milagrosa, y allí se luchaba contra el diablo que había
comenzado esa guerra para destruir a la cristiandad,. Mientras preparábamos el
trasvase de nuestra mercancía a los vehículos logísticos de los cascos azules pasamos un par de días en Mostar
alojados en una casa que allí tenia Médicos del Mundo en la zona croata de la
ciudad, al otro lado del puente de la zona bosnia (mucho mas bonita y
destrozada por proyectiles de todo tipo) era inquietante que todos los vecinos
del edificio de la casa donde nos alojábamos entraban y salían con el Kalashnikov colgado
del hombro.
Al
final salimos para Zenica, por una carretera que bordeaba el río Neretva, un
caudaloso río en esa parte encajado entre montañas que me recordaba a la parte
orensana del Sil ¿?, nada mas salir de Mostar atravesamos un puente construido
por los ingenieros del ejercito español donde había un puesto de control con
soldados españoles, ellos nos insistieron en que bajo ningún pretexto saliéramos
de la carretera, para mear ni pasear ni nada, esa carretera estaba bordeada de
minas y que también tuviéramos cuidado incluso si parábamos en la carretera
pues a veces había francotiradores apostados, ahí comprendí porque había muchos
accidentes de trafico entre las tropas, la cuestión de que les dispararan, que
no suele resultar agradable, les obligaba a conducir deprisa y la carretera no
era muy buena tenia muchas curvas y precipicios.
íbamos
incrustados en un convoy de la ONU
de los cascos azules, se suponía que era completamente seguro, pero iban con
nosotros varios vehículos de combate y los camiones que llevaban la carga el
parabrisas lo llevaban tapado con una plancha de hierro (eso si pintada de
blanco) de tal manera que solo dejaba una estrecha franja para que el conductor
pudiera ver, nosotros habíamos pegado en el capó de la furgoneta de Avis un
adhesivo en el que se podía leer Мир сада, MIR SADA, Paz Ahora en serbio y en Bosnio.
El
camino recto era ir hasta Sarajevo y de allí a Zenica pero por razones que
todos conocemos no se podía llegar ni pasar por Sarajevo por lo que hacia la
mitad del camino tuvimos que atravesar unas montañas por pistas de tierra en
las que los camiones lo pasaron francamente mal, y por fin llegamos a Zenica. Allí
nos recibieron mas que afectuosamente, descargamos el camión en la sede de la
asociación de Celiacos de Zenica y después fuimos a cenar y a dormir a la casa
de alguien de la asociación, Vivian en unos bloque como los construidos en
España durante el franquismo, como en San Cristóbal de los Angeles o tantos
sitios unos bloque sencillos pero adecuados rodeados de un espacio que quizás
fueron diseñados para ser jardines pero que en realidad eran “descampados”. En
la casa nos dieron de cenar abundantemente, nosotros decíamos en broma que éramos
la única ONG que en lugar de llevar comida a Bosnia nos la habíamos traído para
España (de lo mucho que comimos), ya se el chiste no es muy bueno peo la cosa
no estaba para chistes, durante la cena una cosa me llamó muchísimo la atención
estaban pasando una especie de informativo por la TV y en las imágenes se veían a la guardia civil
persiguiendo a unos narcotraficantes por las playas de San Roque en Cádiz, si estábamos
en un país en guerra viendo por la tele lo que parecía una acción bélica en
España¿?.
Al
día siguiente nos llevaron a algunos sitios para que viéramos en que
condiciones estaban, yo era el fotógrafo oficial de la expedición e iba cámara
en ristre, nos llevaron a un hospital infantil sórdido con los niños enfermos
en cunas de hierro antiguas, la verdad lastimoso hice unas fotografías
impactantes que se quedaron Javier e Inés y que luego en alguna ocasión he
visto expuestas en actos de la ONG ,
sin mencionar mi autoria desde luego….así son ellos, al salir del hospital pude
ver a unos hombres “mujaidines” armados protegiendo la construcción de una mezquita
dentro el hospital, no a estos no me atreví a hacerles fotos, la verdad es que
un tío armado con un fusil (con barba o sin ella) impone bastante.
La
vuelta hasta Mostar fue mas fácil, volvimos ya solos por otra ruta mas larga pero por la que no tuvimos
que atravesar las montañas, solo en un memento paramos a mear, sin salir de la
carretera y yo aproveche para hacer unas fotos a un pueblo cercano, cuando un
pastor que había por allí se me acerco y por señas me dijo que no lo hiciera
que podía haber francotiradores….guarde la cámara y no volvimos a parar hasta
Mostar.
La
vuelta a España en la furgoneta fue larga y tediosa, estuvimos varios días en
la furgoneta todos juntos y …en fin una pesadez .
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