lunes, 25 de mayo de 2020

Viaje en avión privado

Solo una vez en lo que llevo de vida he viajado en un avión privado, y además pagado por mi, fue en Septiembre de 2012 en un viaje desde Venecia a Madrid, y digo avión por que  en avioneta si había viajado mas veces, incluso una vez en el aeródromo de Castellón (que no el aeropuerto) volé con un amigote de un amigo y me dejo hasta pilotar un ratito, bueno estando en el aire y con buenas condiciones atmosféricas no es muy difícil, despegar y aterrizar ya es otra cosa.

El caso es que de este vuelo de Venecia a Madrid del que hablo apenas recuerdo nada, bueno no recuerdo nada todos los datos que tengo son porque me los contó María, y sé que fue cierto por la factura que tuve que pagar.


Y aquí va la explicación ¿pues me llaman sin razón corazón loco), el caso es que en agosto del 2012 estaba de vacaciones  en Italia con mi hijo Enrique (casualmente el mayor Eduardo también estaba en Italia un poco mas al norte en un curso de guitarra), bueno como decía estaba con Enrique, habíamos llegado en avión a Verona y allí teníamos esperando un coche que había alquilado desde Madrid, también tenia las reservas de los hoteles donde íbamos a estar en Italia, Enrique en esa época estaba obsesionado con un juego de ordenado que se llamaba Rome Total War e íbamos a visitar Roma, Florencia, algún sitio mas y también Venecia. Agarramos el coche en Verona y nos fuimos a Padua, al lado de Venecia, que es donde había reservado el hotel para ir al día siguiente en tren a Venecia.

Todo estupendo, por la tarde cuando nos instalamos en el hotel salimos a dar una vuelta por los alrededores, no estábamos cerca del centro de la ciudad pero encontramos una pizzería fantástica, como todas en Italia, cenamos una pizza y nos fuimos a dormir.

A mitad de la noche me desperté desasosegado y con ganas de vomitar, fui corriendo al baño y vomite en el lavabo, tenía una hemorragia esofágica, y vomité solo sangre una sangre muy roja, rojísima y mucha, jamás podré olvidar la visión de aquel lavabo completamente rojo con un color encendido, brillante, como las cerezas o las brasas de carbón bien encendidas.

Como pude desperté a Enrique, que en un principio no quería levantarse, fui hasta la recepción del hotel les dije lo que me había pasado e inmediatamente llamaron a una ambulancia, por suerte había un hospital cercano, la Azienda Ospedalaria di Padova,  nos subimos los dos en la ambulancia, Enrique para ese momento estaba asustado, llegamos al hospital les conté lo que me había pasado, desde mi teléfono, llame a María para que viniera a buscar al hijo y me desmaye...
Tiempo después hablando con María me confesaba que si bien estaba muy preocupada por mi, había algo que no la dejo dormir en las 20 horas que tardo en llegar hasta Padua, y era que temía por Enrique, estaba solo en un lugar extraño donde no hablaba el idioma, aunque se defendía en ingles y luego supimos que así pudo hablar con los médicos, y no sabia quien estaría con él, ni con que intenciones….bueno ese miedo que tenemos todos los padres. Nada mas llegar al hospital pudo ver que le habían tratado estupendamente, y que Enrique había sobrellevado muy bien la situación yendo a verme a la habitación, y aunque no podía hablar,  el solo hecho de verme que estaba ahí le ayudaba a mantenerse estable, y que los sanitari@s le dieron de comer de su comida y le llevaban a la cafetería del hospital a tomar refrescos… estuvo con los médicos y las enfermeras muy bien atendido muchas gracias a tod@s. Al día siguiente por la tarde llego María para hacerse cargo del niño, tenia 10 años.

Por lo que me han contado me hicieron varias intervenciones, yo estuve ingresado durante un mes en ese hospital y no terminaban de curarme, Padua es una ciudad pequeña y el hospital estaba bien pero no tenían el quirófano adecuado para hacerme la operación que necesitaba, propusieron llevarme hasta Roma en ambulancia, con la salvedad de que era un viaje de mas de 500 kilómetros y era posible que no sobreviviera, María junto con mi hermano Ye, que había ido hasta Padua para acompañarme y echar una mano en lo que pudiera, en ese momento tomaron la decisión de alquilar un avión medicalizado para que me trajeran al hospital que me correspondía en Madrid (nunca les agradeceré lo suficiente que tomaran esa decisión), y eso me salvo la vida, al llegar a España en el hospital me estaban esperando, durante todo el tiempo que estuve allí fui “el de Padua”, me realizaron la operación con éxito, y aunque el proceso de recuperación no fue fácil ni exento de peligro, estuve un mes mas en coma en el hospital, ahora estoy vivo y eso siempre se agradece.


Durante todo el tiempo de hospitalización y traslado de Padua mi amigo, Pablo que trabaja en las oficinas de Sanidad de la Comunidad de Madrid fue una pieza clave para estar suficientemente informados de cómo iba todo, pues desde el servicio propiamente dicho no nos daban información ni sobre los tramites necesarios, ni sobre si habían surtido efecto o no, su intervención en este incidente fue de gran ayuda para todos.

Y como suelo decir aquella ha sido la única vez que he viajado en avión privado, y no me acuerdo de nada...nadie es perfecto









jueves, 14 de mayo de 2020

Conversaciones de Paz EZLN 1994

Llegue a México DF el 14 de febrero de 1994, llegaba allí dentro de lo que he dado en llamar “El viaje largo”, que al final no fue tan largo en el espacio, pues no pase de América aunque mi intención era dar la vuelta al mundo, pero sí fue algo mas largo en el tiempo, duro entre unas cosas y otras unos 10 meses. Como digo llegue a México DF a encontrarme con mi amiga Valentina a la que había conocido en Madrid 2 años atrás en el 92 durante la organización del Congreso Internacional de Movimientos Sociales, y que a la sazón es una arquitecta que participaba en la ONG Casa Ciudad que nació a raíz del terremoto del 85 en México y que procuraba la construcción y gestión de viviendas para los afectados por el terremoto, ella también es/era muy cercana al PRD y conocía a gran parte de sus diputados y cargos, de hecho el carnal del presidente del PRD de la época también participaba en Casa Ciudad.

Los días que pase en el DF con Valentina fueros fantásticos, ella es una gran conocedora de la ciudad y una estudiosa del mundo azteca y visitamos un montón de monumentos, lugares de interés y magnificas cantinas, pero este tiempo merece una entrada propia y la tendrá. El caso es que una tarde estando en la sede de Casa Ciudad, me dijo que el Sub-Comandante Marcos (que era el portavoz del Comité Clandestino del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional EZLN) había pedido a la sociedad civil mexicana que organizaran un cerco alrededor de la Catedral de San Cristóbal de las Casas donde iban a celebrarse las conversaciones de paz, me dijo que si quería participar. Inmediatamente le dije que si.

Una tarde en una sesión de formación para los participantes del cerco , en la que entre otras cosas nos dijeron que lleváramos ropa blanca, pues que al no estar seguros todavía de donde se iban a celebrar las negociaciones, eso garantizaría nuestra identificación y seguridad en cualquier entorno, allí aquella tarde conocí a Eli una chica que también iría hasta San Cristóbal, y que viajaríamos juntos.

Los diputados del PRD en la Asamblea Nacional nos consiguieron unos billetes de avión hasta Tuxla Gutiérrez que es la capital del estado de Chiapas, y allá que nos fuimos. Una vez en el avión reconocimos gente que era evidente que iba también a participar en el cerco y entre todos agarramos una “combi” en el aeropuerto para subir a la sierra a San Cristóbal que estaba a unas dos horas de la capital.
Nada mas llegar a San Cristóbal fuimos a buscar alojamiento, encontramos una pensión en la que dormíamos 4 en una gran habitación, estaba bien, barata (nosotros nos pagábamos todos los gastos) y acogedora, la habitación la compartía con otros tres chavales, estudiantes de distintas partes de México, la verdad es que en esos días conocí gente muy interesante, jóvenes estudiantes, yo era de los mas mayores (tenía 34 años). Después de dejar las mochilas nos fuimos al centro organizativo de ESPAZ (así se llamaba la acción de interposición civil), me dijeron que había dos puestos disponibles, uno en la vigilancia exterior en el pueblo para avisar de posibles movimientos del ejercito o las “Guardia Blancas” que era una especie de ejercito mercenario de los terratenientes, o la otra que consistía en vigilancia de la sede de los voluntarios (un local semejante a un museo que se llamaba “La Casa de las Imágenes) y hacer café y té para llevar por las noches a la gente que estuviera en el puesto, y me dijeron que al no ser mexicano hacer labores de vigilancia externa podía ser problemático, y me adjudicaron la otra. Tengo que reconocer que en un principio me molesto...¿hacer café y té por las noches? Que mierda de misión era esa, hasta que con el tiempo vi que no solo era muy importante, sino también muy gratificante.
Las conversaciones de paz entre el EZLN y el comisionado del Gobierno Mexicano se celebraban dentro de a Catedral de San Cristóbal de las Casas y alrededor de esta había tres cercos humanos, el primero rodeando exactamente la Catedral estaba compuesto por miembros de la Cruz Roja, pero el EZLN no se fiaba mucho de ellos pues pensaban que podían ser policías y/o militares, el último y que rodeaba todo el Zócalo (la Plaza Mayor) de San Cristóbal estaba formado por militares armados, y ahí en medio es donde el EZLN pidió que se pusiera otro cerco de la sociedad civil mexicana en la que ellos confiaban (estratégicamente fue una medida admirable para implicar a la población y poner en valor las acciones de las ONG´s).

El EZLN cuando se alzo en armas el 1 de enero de 1994 se acogió a la convención de Ginebra, es decir con todos los requisitos que este tratado impone para que el conflicto fuera una “guerra legal” a nivel internacional, con uniformidad, jerarquía y sobre todo una declaración de guerra formal, es decir le declaro la guerra al ejercito Mexicano, y esto era algo que los “milicos” no soportaban, que unos “pinches” indios les declararan la guerra...

El turno de noche de los voluntarios era de las 21 a las 7 horas, durante ese tiempo hacíamos 6 salidas con café (infusión como lo hacen en América, no mokka) té (de canela) y algunos dulces, los compañeros nos recibían con toda clase de frases de agradecimiento desde el clásico “gracias compañero” al mas elaborado “Usted se va a ir al cielo con to y zapatos” la verdad es que te hacia sentir muy bien, repartíamos lo que llevábamos a los voluntarios, pero también les ofrecíamos si querían a los de la Cruz Roja y a los militares. Estábamos en Marzo o abril no recuerdo, pero allí en los Altos de Chiapas hacía mucho frio por las noches.

Algún compañero nos decía que si podríamos llevar algo que no fuera café o té pues terminaban su “puesto” y a veces no conseguían dormir, estábamos pensando qué podíamos llevar cuando Paquita , una india Tzotil, nos enseño a hacer una especie de ponche fantástico, había que hervir piña troceada (allí las piñas son verdaderamente dulces) con jengibre y pimienta del reino. Esto hacia un ponche sin alcohol que al tomarlo caliente con el picor del jengibre y la pimienta resultaba muy eficaz para entrar en calor sin teína o cafeína, todo un acierto de sabiduría indígena.

El centro logístico de los voluntarios estaba como he dicho era un lugar que se llamaba La Casa de las Imágenes allí se reunían los participantes y ademas durante el día estaba abierto para todo aquel que quisiera información sobre la acción, bueno esto lo se porque me lo contaban pues yo durante el día solía estar durmiendo, al atardecer había una reunión de todos los voluntarios que quisieran asistir en la que la gente de la organización del cerco nos informaban de como iba todo y nos pasaban el vídeo integro de la rueda de prensa que daba el comité negociador, este acto para mi desde el punto de vista organizativo era muy importante y absolutamente innovador, y ademas no he vuelto a verlo en ninguna otra acción de ONG's, esto construye un equipo cohesionado entre los asistentes, hace participes mas allá del mero cometido a los voluntarios, los implica políticamente, los informa correctamente y amplia la valoración de su acción.

Las fechas de la negociación coincidieron con un periodo de vacaciones en la Universidad con lo que San Cristóbal se convirtió en un hervidero de jóvenes y jóvenas concienciados y ansiosos por participar, cuando llegaron la mayoría no quedaban habitaciones en hoteles o pensiones, pero muchos de ellos lograron alquilar casas donde vivían en plan comuna, no estuve en Mayo del 68 en París pero debió ser algo así, casas en las que vivían políticos junto con artistas, ácratas dispuestos a todo...en fin, para mí una locura paradisíaca, allí conocí a Aimee, Violeta (que se hacia llamar Violenta), Morelos Marx, Pancho , Erendina, Longoria y tantas otras y otros.
Una tarde nos anunciaron que los participantes en el cerco debíamos estar todos a una hora en La Casa de las Imágenes, cuando llegamos allí nos dividimos en dos grupos y nos encaminamos a la Catedral, el Comité Clandestino del EZLN quería reunirse con nosotros, entramos por una puerta lateral a la Catedral, llegamos a la nave central y allí reconocimos el escenario que habíamos visto todas las veces en las ruedas de prensa del EZLN, una gran tela blanca con una bandera mexicana delante de donde estaba el altar mayor y una mesa con sillas y micrófonos, nos sentamos en los bancos, colocados en semicírculo para la ocasión, y de repente entro el Comité Clandestino del EZLN, la Comandante Ramona, El Sub comandante Marcos, y el resto que no recuerdo, sin mediar palabra se fueron hacia donde estábamos y nos dieron la mano a todos uno por uno...tuve que contener las lagrimas era un momento muy emocionante, nos daban la mano y las gracias...no tengo palabras para describir mi emoción Al terminar de saludarnos fueron hacia la mesa y nos dirigieron unas palabras, solo recuerdo una de las cosas que dijo el “Sub” dijo que en esta ocasión nosotros estábamos fuera, en el cerco y ellos estaban dentro en el dialogo, pero que estaba seguro de que si fuera al contrario nosotros defenderíamos lo mismo que ellos y con igual fuerza, para mi fue un empujón definitivo para combatir por la paz y la justicia social.















jueves, 7 de mayo de 2020

Itamaracá con María y Eduardo 2000


Aquel año nos decidimos a ir a Brasil, a Pernambuco (no esta tan lejos como suena) a ver a mi amigo Imanol y a su mujer Malena (una negra militante de la causa de la conciencia negra) que hacía poco tiempo habían tenido una hija Claudia. María y yo también habíamos tenido un hijo mas o menos por el mismo tiempo y tenían ambos ahora como unos 3 años, nos fuimos para Recife con un vuelo de la TAP con parada en Lisboa y unos 10 horas de viaje en total, pero no se hizo muy largo el hijo fue durmiendo casi todo el camino y aguantó bien el vuelo.
 
Llegamos a Recife y desde allí nos fuimos a casa de Imanol y Malena que vivían en un piso en el centro, atrás habían quedado los magníficos chalecitos en la playa cerca de Olinda, Imanol trabajaba dando clases de español en una especie de Instituto Cervantes, y también clases particulares a directivos de distintas empresas que veían en el idioma español una habilidad necesaria para su promoción, Malena como siempre ocupadísima con su militancia y Claudia una niña despierta y muy simpática. Yo no quería pasarme todas la vacaciones en una ciudad y me puse a buscar una casa para alquilar por unos días en alguna playa cercana.

Encontré una especie de bungalow no de madera sino construido de cemento en una pequeña urbanización en Itamaracá, este lugar era una isla separada del continente por apenas un kilómetro de aguas poco profundas que se salvaban por un puente y que había sido en tiempos un penal por su estratégica disposición (creo que una parte de la isla lo seguía siendo para presos no violentos) y que ahora se estaba convirtiendo en un destino turístico importante en Pernambuco.

La isla era fantástica, con pocas edificaciones y algunas playas realmente excepcionales, nosotros vivíamos en una pequeña urbanización de unos 15 bungalows con poca gente de vacaciones (era agosto y era temporada baja por las tormentas que había siempre a media tarde), una piscina comunal una barbacoa en el patio trasero de cada casa y un pequeño porche con “rede” es decir hamaca donde nos tumbábamos por las tardes,  cabíamos los tres si nos poníamos contrapeados.

La carretera principal de la isla, y creo que la única, pasaba a escasos 500 metros de la “urba” y cuando íbamos para allá la calle sin asfaltar por la que caminábamos estaba repleta de hibiscos con enormes flores y de monos que hacían la función de las ratas hurgando entre la basura para encontrar alimento, íbamos a la carretera a abordar un “trencinho” un vehiculo articulado que simula un tren igual que el que ponen aquí en las ferias de los pueblo y que hay fijos en algunas poblaciones durante el verano, que era el transporte de la isla y que a nosotros en poco tiempo nos llevaba hasta una playa repleta de cocoteros que es donde nos gustaba bañarnos.

La primera noche que dormimos en el bungalow no pudimos pegar ojo, había unos mosquitos, yo que sé enormes, de verdad esta era la tercera vez que iba a Brasil y nunca los había visto tan grandes, impresionantes... llevábamos unas espirales de una cosa que las prendías y ahuyentaba a las “murisocas” (mosquitos) pero nada a estos no los espantaba nadie, fue una noche larguísima. Al día siguiente en cuanto se hizo de día nos fuimos a Itapisuma que es el pueblo que estaba al otro lado del puente en el continente y compramos unas mosquiteras para las camas, un aerosol antimosquitos…de todo lo que pudieron vendernos, también fuimos al medico pues Eduardo el hijo tenia diarrea, el consultorio al que fuimos no se parecía en nada a lo que estamos acostumbrados aquí, pero nos atendieron perfecta y eficazmente, y al mostrar nuestra cartilla de la seguridad social españolan nos dijeron que no teníamos que pagar nada, otro aplauso para el colectivo sanitario.

Cuando cogíamos el trencinho para ir a la playa nos llevaba a una playa paradisíaca con cocoteros,  chiringuitos en los que podías estar sentado todo el día tomando una sola consumación o lo que fuera y en los que al llegar el dueño te preguntaba donde te querías sentar y allí te plantaba una sombrilla una mesa y unas sillas, un servicio  realmente cuidado y diligente, así pasábamos el día y muchas veces comíamos allí no era nada caro, la cerveza está siempre a la temperatura adecuada pues te ponen la botella dentro de una de esas fundas de porexpan que hace que se mantenga fresca…bueno no fresca, verdaderamente fría, en Brasil puedes devolver una cerveza si no te la ponen fría pero nunca congelada y además por el chiringuito de vez en cuando pasaba algún grupo musical generalmente de “Forró”, muy agradable y ameno.

Al llegar a la playa a la izquierda había un recinto militar abandonado, una edificación que había sido un fuerte cuando la invasión de los Holandeses de esa parte del Brasil, se podía visitar y a nuestro hijo Eduardo le encantaba, las garitas redondeadas con cúpulas, los cañones, el interior con un gran patio de armas, adosado al cual estaban todos los demás edificios de una sola planta que ahora estaban ocupados algunos por tiendas de souvenirs.

También había en esa playa una especie de acuario y centro de investigación del “peixe boi” que es como llaman a los Manatíes, entramos y era fascinante además de una gran sala redonda con explicaciones acerca de la vida de estos magníficos mamíferos había un enorme estanque donde nadaban, pudimos verlos al salir a la superficie y la verdad es que son “feos” pero son fascinantes. También un día de aquellos durante un fin de semana que vinieron a visitarnos Imanol, Malena y Claudia hicimos una excursión en barca a un manglar que había en la costa del continente, nunca había estado en ningún sitio parecido, en la superficie se ven como plantas, como arbustos, normales pero cuando baja la marea te das cuenta que comparten las raíces y que están todos interconectados, asombroso, no me extraña que algunos sociólogos comparen esta estructura con la que generan los movimientos sociales.

Una tarde estaba sentado con mi hijo Eduardo en la hamaca en el porche haciendo nada solo pasando la tarde y de repente me preguntó que cuando nos íbamos a casa, que quería ir a jugar con sus juguetes…me invadió un tremendo desasosiego no pude decirle que estaríamos allí todavía mas de una semana y luego otra vez el viaje de 10 horas de avión.

A partir de ahí tome la decisión de no ir lejos de vacaciones con los hijos por lo menos hasta que tuvieran mas de 6 años.