viernes, 5 de marzo de 2021

India 3/3

Me fui de Auroville, no es que tuviera muchas ganas, pero me parecía mal gastar todo mi tiempo en India solo allí, con lo maravilloso que me imaginaba el resto, y no me equivocaba, no se quien me hablo de AMMA ni como decidí ir hacia allí, pero el caso es que me fui para allá. La salida de Pondicherri, que es la cuidad cercana a Auroville la hice en autobús, en la estación me encontré con un chileno muy comunicativo y estuvimos varias horas hablando del Samsara fue una conversación muy instructiva y esclarecedora, el viaje en autobús era por la noche y como en tantos otros paraba en un par o tres ciudades para que subieran y bajaran viajeros y para subir a la baca del autobús enormes cantidades de mercancías puestas allí arriba por tíos con una habilidad excepcional para subir por la escalerilla de hierro hasta el techo del autobús llevando en la cabeza topo tipo de mercancías, sacos que se antojaban pesadísimos, motos, bicicletas, maquinaria de todo , un espectáculo que podías disfrutar mientras tomabas un te chai. 

Por la mañana llegamos a Cochi que es la capital de Kerala, este estado Indio merece todo un post aparte por todas sus particularidades, pero solo hablare de momento de dos, una que es el único gobierno del mundo en el que el Partido Comunista ha llegado al poder por las urnas, y otro bien diferente es que hablas un idioma el Malayalam cuyo nombre es un palíndromo....se lee igual al derecho que al revés. Como estaba cansado pues habíamos llegado pronto por la mañana y casi sin dormir en la estación donde nos dejo el autobús cogí otro a una ciudad que pillaba de camino al ashram de Amma la ciudad se llamaba Ambalapuzha y allí me aloje en un hotel majo con aire acondicionado y estuve varios días por allí paseando por la playa y entre los canales que trufaban toda la ciudad, he de decir que en los pocos días que estuve allí pille una huelga general y estaban todos los comercios cerrados.

Desde Ambalapuzha hasta Amritapuri que es donde iba (bueno el tren me dejo en un pueblo cerca) fui en tren, viajar en tren es toda una experiencia en la India, no llegue a comprender muy bien cuantas clases ni tipos de viaje había solo pude ver que los trenes eran kilométricos (no es una exageración) y que viajaban siempre llenos, este viaje lo hice en un asiento cómodo que debía de ser algo parecido a primera por el tipo de butacas y la gente que viajaba en ellas, pasaba un camarero al que le pedías comida, desayuno en este caso, yo pedí uno que estaba buenissimo, con arroz biryani, una especie de roscos picantes, fruta y te, se ve que el anterior viajero había pedido algo parecido y se le había caído, pues estaba el suelo repleto de esto que acabo de decir, resultaba algo molesto, pero soportable....nada comparable con ir al baño del tren algo completamente imposible, por la cantidad de gente y por que cuando llegabas no era posible hacer nada en ese habitáculo.

Llegue al ashram que estaba compuesto por el templo y al lado varios edificios muy altos de 8 0 10, pisos pero muy estrechos solo había una fila de apartamentos y un pasillo en cada piso ademas de la escalera y el ascensor, mas adelante estaba un enorme techado sin paredes desde se reunían los fieles para cantar banyams también servia de comedor y como de espacio para conferencias y alocuciones, y después un montón de edificios grandes y pequeños, el hospital, los almacenes la cafetería occidental, y un camino que desembocaba en el mar (que no playa) por el que íbamos algunas tardes a meditar. pregunte donde podía gestionar mi alojamiento y me dijeron que fuera al templo, fue una gran sorpresa entrar en este templo, en la parte de abajo era el templo propiamente dicho donde estaban los devotos frente a algunos altares, cantando, rezando, meditando o simplemente estando, y en el piso de arriba que se asomaba por una inmensa balconada al piso de abajo estaban las oficinas, gente trabajando grapando folletos, la sala de Internet, hasta una tienda de artesanía, el templo así se convertía en algo completamente integrado en la vida, los días siguientes cuando iba a conectarme a Internet, me sentaba en una silla en el piso de arriba y veía el trajín del piso de abajo y de alguna manera estaba rezando, concentrado, meditando....no se resultaba todo de lo mas normal, yo que siempre había sido un agnóstico confeso....allí estaba...mmm. El ashram estaba en medio de un inmenso bosque de palmeras y a orillas de los Backwaters de Kerala que son unos canales de agua dulce que corren paralelos a la costa y por los que se hacen deliciosos paseos en barca.

Amma es una mujer que se dedica a dar abrazos por el mundo cuando esta allí se forman colas interminables para recibir su abrazo y luego va de gira por el mundo para seguir con su ritual y cientos de miles de personas han podido beneficiarse de su abrazo, yo lo recibí en al ashram y luego estando en España formé parte del grupo de Amma de Madrid y pude asistir a su visita a Granollers donde también pude recibirlo dos veces mas.

La habitación que tenia en el ashram la compartía con un tipo alemán que dormía en la cama y yo dormía en el suelo, en mi saco, había un baño compartido y una especie de espacio para la cocina en el que durmió un francés por algún tiempo, este alemán daba mal rollo, era de esos tipos que tenia toda la habitación llena de pequeñas cosas suyas todas algo sucias y que daba todo como asquito....pero allí pase unos diez días. En el ashram había que hacer “seva” que es trabajo voluntario, unas dos horas al día, yo estuve en varios destinos pero sin duda el mas divertido era secar los platos de la comida (se daban mas de mil comidas gratuitas al día) que la gente lavaba cada uno el suyo pero había que secarlos, allí me pasaba las dos horas de la noche charlando con gente de todo el mundo mientras secábamos platos, relajante e instructivo.

De Amritapuri salí para Trissur una ciudad de Kerala al norte de la capital en la que tenia una misión, pues resulta que una doctoranda en sociología de TRV había estado por allí haciendo su tesis sobre la practica participativa en los municipios de Kerala, que es un sistema de “panchayats” muy interesante y que aconsejo a quien este interesado en este tema, el caso es que a esta mujer le habian publicado la tesis y me encargo que fuera a entregar una copia del libro al sitio donde había estado la mayor parte del tiempo, que es una escuela para cargos electos municipales que hay en Trissur y por la que pasan todos los elegidos, lo cual garantiza que cualquier persona sin formación especifica pueda acceder al cargo y también todos puedan aprender la política y administración municipal. No nos vendría nada mal algo de eso por aquí.

Estando en el hotel de Trissur recibí un mail de uno de mis clientes Arena Media que quería que le desarrollara una propuesta para Telefónica, y eso tuve que hacer ponerme a currar desde allí pidiendo presupuestos y dibujos y todo para hacer una propuesta aceptable, era a dos meses vista, es decir que me daba tiempo a realizarla...en fin.

De Trissur subí a Goa en tren esta vez en un compartimento con litera pues el viaje era toda la noche, subí al tren sin billete pues fue imposible comprar uno la cosa era rara, solo ponían unos cuantos a la venta solo algunos días...y no conseguí enterarme bien...el caso es que me subí al tren y cuando paso el revisor compre un billete en una litera y bien.....como pasaba aquí antes que si no tenias billete podías sacarlo en el tren.

Llegue a un pueblecito costero en Goa cerca de Margao, la guest house que encontré estaba al lado de la playa y relativamente cerca del pueblo donde había casi todo tipo de servicios, y en la playa había restaurantes donde desayunar y tomar una cerveza (Goa es uno de los pocos estados de India donde se puede beber alcohol), tenia alquilada una motillo con la que me daba largos paseos entre las casas solariegas portuguesas avejentadas o directamente abandonadas unas casas preciosas, con los nombre pintados sobre baldosines decorados con grandes terrazas cubiertas por amplios voladizos entre palmeras, unas casas esplendidas que invitan a pasar el resto de la vida en lo que imaginas como un paraíso de paz y fruta.

La estancia en Goa fue eso, pasear por las playas , por los campos, y un día me acerque a una playa realmente turística en la que había esos viajes en paracaídas arrastrado por una lancha motora, paseos por mar en barca, todo esto al modo indio que es algo diferente al occidental, incluso un tío con una buena cámara que llevaba una impresora pequeñita colgando, te hacia la foto y te la imprimía en un instante, estoy hablando del 2012, en esa época en España esa tecnología era innovadora y allí la llevaba un indio en una playa....

Al cabo de unos 10 o 12 días desde Goa salí para Hampi, en autobús nocturno, era un autobús con literas y a mi me toco en una de abajo con un tío francés al lado, bueno pero al poco de salir había dos tías argentinas en la litera de arriba del otro lado del pasillo y se pasaron toda la noche de cháchara con el francés y el ayudante del conductor, cada vez que parábamos para algo se bajaban a fumar un porro y subían mas excitados y dicharacheros, hasta que resulto completamente insoportable....no se podía dormir, hubiera montado un pollo pero total solo quedaban un par de horas para llegar a ese pueblo, al llegar tome un te chai en mitad de una especie de plaza gigante donde paraba el autobús que fue uno de los mejores que he tomado en mi vida. Este pueblo esta a orillas de un rio con sus clásicas escaleras donde van los indios a hacer de todo y en la orilla opuesta hay como otro pueblo básicamente para “guiris” que se pasan el día fumando y apenas cruzan a este lado, para allá fueron mis compañeras de viaje y no los volví a ver, en esta orilla aquello era un lugar inmenso lleno de ruinas de templos y “gaths” y palacios, y esculturas, una maravilla, debía de haber sido una ciudad muy importante allá por el siglo XVI y mantenía todo su esplendor en ruinas, ademas había un templo muy grande que era un sitio de peregrinación para los hindúes (como tantísimos otros) y de vez en cuando se llenaba de gente paseando alrededor del templo, los turistas mas atrevidos (inconscientes) remontaban un trecho del rio subidos en unas balsas que en realidad eran como un cedazo grande sin borda ni ningún tipo de seguridad y normalmente capitaneado por un niño..., la verdad es que pocas cosas pasan para lo que podía pasar. Como casi siempre alquile una motillo que me permitía pasear por los alrededores y visitar las docenas de templos y construcciones diversas de aquel entorno, creo que el verdadero motivo por el que fui a Hampi fue encontrar unas esculturas eróticas de las que hablaba mucha gente, no las vi pero mereció mucho la pena buscarlas entre aquellas magnificas ruinas.

En autobús fui a la ultima parada de mi viaje antes de volver a Auroville, tenia tantas ganas de volver a disfrutar de aquel sitio, esta ultima parada era el “campus” de la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur, nada mas llegar nos recibió (a mi y a una chica alemana) la mujer de Vicente Ferrer, Anna con la que estuvimos charlando un buen rato en su despacho como si fuéramos viejos conocidos una mujer de la que se notaba su paz interior, después nos dieron un alojamiento que eran unos apartamentos en un amplio área con diversas construcciones (un campus), y nos dijeron que podíamos estar allí hasta 10 días sin pagar nada, y que desde luego la estancia incluía las comidas, todo al mas puro estilo ashram indio, y que si queríamos nos podían llevar a ver los talleres y trabajos que estaban realizando en la región, dijimos que si. El primer día nos llevaron a un colegio que han levantado para niñ@s albinos y ciegos que son altamente discriminados en la India, vimos unas instalaciones perfectas, exquisitamente mantenidas y totalmente operativas, otro día fuimos a una aldea que había un taller de confección de “saris” y en ese mismo pueblo había un consultorio medico creado y mantenido por la fundación, igual que en otras muchas aldeas, pero no solo crean recursos propios también apoyan a los existentes, nos llevaron a una escuela publica en un pueblo cerca de la ciudad donde los niñ@s nos recibieron alegremente y nos cantaron y bailaron al ritmo de la música que salia de los teléfonos de la maestras fue un poco vergonzante pero muy emotivo.

 Y por ultimo fuimos al gran hospital que han creado, no se parece nada a un hospital europeo esta construido en una sola planta y son pabellones separados por jardines con amplios paseos techados de hormigón, y los familiares de los pacientes están por estos pasillos sentados y tumbados pero con la esperanza en sus rostros, en el recinto esta enterrado Vicente Ferrer en un espacio amplio rodeado de una vaya bajita, donde estuve un rato meditando, creo que sin duda se convertirá en un lugar de peregrinación pues su actuación en esta parte de la India es espectacular, al volver a los pabellones me fije en algunas placas que hay por los edificios con leyendas del tipo “pabellón pediátrico donado por la comunidad autónoma de “nosedonde””, realmente creo que ha sido una de las pocas (si no la única) vez en mi vida que me sentí orgulloso de ser español.