Después
del susto en Ensenada estuve varios días 15 o 20, allí esperando a
mi amigo Anatoli que iba a ser el capitán durante la bajada por toda
la costa del Pacifico, a lo largo de Baja California, había
aprendido la lección.
En
el puerto de Ensenada estaba fondeado un poco alejado del pantalán
(Muelle) pues no había sitio mas cerca por lo tanto para bajar a
tierra tenia que inflar el “dinghi” que en mi caso era una
barquita inflable de esas de juguete de apenas 1,50 metros de largo y
sin tablas en el fondo es decir que cuando me sentaba para ir remando
me hundía y la borda me quedaba a la altura de los sobacos...como
una lanchita de juguete, era patético, la otra opción era llamar
por radio a una especie de taxi que venia a buscarte, pero costaba
dinero y no quería gastar, y ademas llamabas por la radio al Muelle
Bandido te decían “ahorita” y podías quedarte esperando ni se
sabe. Uno de los tíos que venia se hacia llamar el “Capitán
Chupaloro”, un tío simpático y dicharachero y nos hicimos
suficientemente compadres para que un día me pidiera 5 dólares que
le presté
En
Ensenada pasaba los días haciendo nada, paseaba por la ciudad,
descubrí un centro cultural de Los Rotarios en el que muchas tardes
había actuaciones, y también descubrí una bodega restaurante
(tengo un don para esto), donde iba a beber buen vino de California e
incluso un día me dí un homenaje y comí allí, esplendido, La
embotelladora Vieja se llamaba (se llama).
A
Anatoli le llamaba muchas veces para preguntarle cuando iba a subir,
él estaba en Cabo San Lucas y siempre me decía que en breve...pero
no acababa de venir, hasta que una tarde, como he dicho en otra
ocasión Anatoli tiene un aura de “suerte”, lo encontré
caminando por la calle como si fuera lo mas normal del mundo, subimos
al barco y al día siguiente comenzamos la navegación a lo largo de
toda la costa del Pacifico desde Ensenada hasta Cabo San Lucas.
El
viaje lo haríamos en modo crucero, sin prisas incluso pararíamos a
dormir por las noches, y tardaríamos unos 17 días, la travesía fué
bien Anatoli sabia navegar y todo andaba adecuadamente, el GPS que
había comprado nos guiaba, aunque normalmente teníamos la costa a
la vista, al atardecer cuando el viento empezaba a subir nos
acercábamos a algún refugio que previamente habíamos buscado en
las cartas de navegación y echábamos el ancla, una noche en la
Punta Colonet, bajo un inmenso
acantilado amarillo y marrón que parecía un helado de vainilla y
chocolate, teníamos una mar muy incomoda, estábamos aproados
al viento pero nos llegaban las olas de través zarandeaban todo el
barco y era imposible dormir, entonces consultamos el libro “La
biblia de la navegación a vela” y encontramos una solución, hacer
un “ancla de agua” y tirarla por la borda para mitigar los
bandazos del barco, en eso estábamos en la cubierta, cuando de
repente observamos una sombra que emergía del fondo...poco a poco
observamos el morro de una ballena que salia del agua y nos saludaba,
fue una visión impresionante, estuvo con nosotros un par de minutos
y luego volvió a desaparecer. Desde ese día no podía dejar de
pensar en mi amigo Peter Millington con el que había colaborado
durante su estancia en España haciendo una campaña para que las
empresas pesqueras Españolas dejaran de cazar ballenas (eran las
segundas del mundo después de Japón), cuantos de estos animales le
deberían la vida. Gracias Peter.
Nos
acercábamos a la Isla Cedros que era como la mitad de la travesía,
llegábamos como siempre al atardecer para buscar refugio en una de
sus ensenadas y pasar allí la noche, cuando, como todas las tardes
el viento empezó a subir, nos acercábamos a la Isla que estaba
relativamente cerca del continente y formaba un estrecho, comenzó a
subir también la velocidad de la corriente y en cuestión de pocos
minutos nos veíamos arrastrados hacia las rocas del norte de la isla
y el barco no respondía, la corriente era muy fuerte y el viento
también..en un momento Anatoli me dijo “coge un rizo” y a mi me
sonó como si me hubiera dicho que separara las
moléculas de hidrógeno, no tenia ni idea de lo que me decía, el
barco era arrastrado hacia las rocas, enciende el motor me dijo, y
comencé a intentarlo el motor era de esos que había que arrancar
con una cuerda, y claro con los nervios del momento no lo conseguía,
tiraba de la cuerda una y otra vez pero nada...súbitamente el motor
arrancó agarre la caña para alejarnos de las rocas pero apenas se
movía, la corriente era muy fuerte, pero lentamente, muy lentamente
nos empezamos a distanciarnos de la costa, no se cuanto tiempo
tardamos en alejarnos del peligro, pero a mi se me hizo eterno, luego
agotado fuimos a un pequeño refugio y tiramos el ancla para dormir,
yo me tumbe un rato en la proa, cuando de repente siento que el barco
se desplaza, si el ancla no estaba bien sujeta e íbamos a la deriva,
no se como mientras Anatoli se ocupaba de que no chocáramos volví a
levantarme y poco a poco recupere todo el cabo y la cadena del ancla
para poder salir de allí hasta un lugar mas seguro, encontramos una
especie de refugio lleno de focas y por fin pudimos descansar, la
tensión y el esfuerzo habían sido inenarrables.
Al
superar la bahía que formaba la Isla Cedros con el continente
llegamos a Bahía Tortuga, un pequeño puerto con un pueblecito,
también pequeño pero que tenia ese nombre tan pirata y todos los
servicios, bancos, gasolinera, teléfonos, restaurantes...de todo lo
necesario. Nada mas bajarnos del barco un tio nos dice que si éramos
españoles, le decimos que si y nos cuenta que acababan de detener a
un miembro importante del Gobierno ¿? luego nos enteramos que era
Roldan el Director de la Guardia Civil, y a nosotros que nos
importaba bien poco un tio en el culo del mundo nos lo contaba ¿?.
Nos dispusimos a ir al banco a por dinero para comprar gasolina y
algunas otras cosas, pero no fue posible, en Mexico hay (o por lo
menos había) como dos bancos principales y uno solo trabajaba con
Visa y el otro solo con MasterCard, efectivamente el que había en
Bahía Tortuga solo trabajaba con MasterCard y yo tenia Visa, en fin
un inconveniente mas pero a esas alturas ya había pocas cosas que
pudieran preocuparnos de verdad, así que nos volvimos para el
muelle, y estando allí se nos acerca un gringo que iba con un barco
de motor hacia el sur y nos pide por favor si podemos ir al teléfono
y llamar a un numero en los USA para decirle a su mujer que esta
bien, le decimos que si y nos da 15 dolares, subimos al teléfono y
la llamada nos cuesta 2, ya empezábamos a tener algo de dinero.
Volvemos al muelle y estamos allí charlando con unos chavales y
oímos “Eh gachupin...” y allí estaba el Capitán Chupaloro que
estaba acompañando a otro gringo hasta Cabo San Lucas, nos reímos
un buen rato me devolvió los 5 dolares que me debía y nos dio 5
mas, y después nos invito a cenar con pescado y unas cervezas muy,
muy frías Nuestros problemas del día estaban superados, podíamos
comprar gasolina y lo que nos faltaba.
Desde
allí hasta Cabo San Lucas solo quedaban 350 millas náuticas de las
800 que tenia nuestro viaje (1000 millas terrestres, 1400 km aprox),
el viaje ya fue mucho mas cómodo pues nada mas pasar la punta de la
bahía de Isla de Cedros el clima fue mucho mas benigno, y pudimos
hacer varias jornadas del tirón sin parar a dormir, no hubo mucho
viento, pero aprovechamos el poco que había para navegar todo el
tiempo que podíamos, la ultima jornada fue de mas de 40 millas
náuticas, y desde primera hora podíamos ver Cabo Falso que es un
cabo que hay justo antes de nuestro destino, lo veíamos pero parecía
que cada vez se alejaba mas de nosotros, fue una jornada larguísima
hasta que por fin doblamos cabo falso y vimos la roca de los
enamorados y la bahía de Cabo San Lucas, desde allí llamamos por
radio al chilango que tenia un negocio de alquiler de motos acuáticas
y que se alegro muchissimo de oírnos casualmente (otra vez) estaban
con él Mexi y Curro dos amigos de Madrid que estaban viviendo allí,
sin pensarlo al divisar nuestro barco se echaron al agua y fueron
nadando hacia donde habíamos anclado, tuvimos un gran recibimiento.
Esto fue en el año 1994, actualmente no podrían haberse acercado
nadando pues ahora la Bahía de Cabo San Lucas recibe varios cruceros
al día con miles de turistas y el trafico de pequeñas lanchas que
hacen excursiones y servicios para los turistas habría hecho sin
duda que su cabeza corriera el peligro de haber sido arrollada por el
ingente trafico.
Estuvimos
en Cabo unos 15 días y como siempre pasaron muchas cosas, Anatoli y
el chilango se embarcaron con el gringo que habíamos conocido en
Bahía Tortuga con destino a Costa Rica (después Anatoli se quedo
allí varios años), yo subí navegando hacia La Paz, solo como
Capitán de mi barco, despacito como me gustaba, parando en San José
del Cabo, en Cabo Pulmo (tan famoso últimamente), el el rancho de
Blanca Fisher en Punta Arenas, en Pichilingue...hasta que llegue a La
Paz y me instale en la Marina de La Paz, en la que estuve unos días
duchándome, cargando las baterías y eso y luego claro está fondee
fuera del pantalán para ahorrarme el dinero del amarre. Como he
dicho era el año 94 y había un mundial de fútbol no se en donde,
pero el caso es que en la Marina había gente de todo el mundo y
cuando tocaba se ponían en el bar a ver los partidos, ganaba México,
ganaba Alemania no importaba solo veían el fútbol y disfrutaban,
era una sensación extraña, para mi fue la única vez en mi vida que
he visto a gente de tan diversas nacionalidades disfrutando juntos,
aunque fuera con el “furbol” .MEXICO LET`S GO.
Muy bueno, Antonio. Muy fluido y agradable. Enhorabuena
ResponderEliminarLo que te pase a ti, no le pasa a nadie.
ResponderEliminarToñito, siento envidia sana compañero, y leyendo tus peripecias me viene a la cabeza el dicho de que si quieres peces ahí que mojarse el culo,(recuerdos emociones etc)
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